Como ya sabéis, el próximo
jueves 20 de julio tiene lugar el aniversario de muerte de Bruce Lee; artista
marcial, maestro, actor, director, filósofo y escritor conocido en todo el
mundo
El niño nació en San
Francisco, donde su madre le llamó Lee Jun Fan, mientras que una enfermera del
hospital escogía para él un nombre más occidental: Bruce Lee, nombre por el que
se le conocería más tarde en el mundo entero. A los pocos meses, sus padres
volvieron a Hong Kong, donde se crió el niño. Ahí no tardó en comenzar su
carrera ya que, al ser su padre actor, siendo muy pequeño obtuvo sus primeros
pequeños papeles en películas chinas de la época.
Empezó a entrenar a los 8
años practicando Tai Chi Chuan con su padre y a los 13 comenzó con Wing Chun
bajo la tutela del maestro Yip Man, por lo que antes de la adolescencia ya
entrenaba sin dejar de trabajar como actor, mientras compaginaba todo eso con
sus clases de baile, que dieron fruto convirtiéndolo en campeón de cha cha cha
de Hong Kong.
Debido a su carácter y
personalidad, Bruce empezó a meterse en líos con bandas callejeras de Hong
Kong, por lo que su madre decidió mandarlo a Estados Unidos de nuevo. Así que
Lee se vio en San Francisco con 18 años y en el bolsillo el poco dinero que le
había dado su padre y que había conseguido dando clases de baile en el viaje. Allí,
comenzó sus estudios de Filosofía en la Universidad de Washington, donde obtuvo los
aprendizajes que más tarde aplicaría a su arte. Además, fue a sus compañeros de
universidad a los que empezó a entrenar en el kung fu.
Posteriormente, escribió y
publicó su libro Chinese Gung Fu. The Philosophical Art of
Self Defense. Es en ese período en
el que Bruce abre su primera escuela de artes marciales, Jun Fan Gung Fu
Institute, en Seattle, donde más tarde, debido a que él no hacía distinción
alguna de raza y religión a la hora de enseñar, se vio en un conflicto con la
comunidad china por enseñar los secretos de kung fu a occidente: si ganaba, podía
seguir enseñando a personas no chinas; si perdía, dejaría de hacerlo. Así que
luchó contra Wong Jack Man, al que tardó 3 minutos en ganar, tiempo que, para
Bruce, era demasiado. Convencido de que el combate debería haber durado menos, Bruce
comenzó a replantearse su sistema de lucha, a entrenar su cuerpo hasta el límite
de sus capacidades y a crear un arte y filosofía de vida donde asimilaba todo
lo que le era de utilidad y entrenaba su
cuerpo y su mente, y que más tardé nombró Jeet Kune Do.
"La imagen que perdura en el tiempo"
Reconocido como uno de los
hombres más influyentes del siglo XX, Bruce Lee, héroe, icono y leyenda, nos
dejó un legado que abarca libros, películas, fotos y vídeos de los cuales
seguimos aprendiendo a día de hoy. Considerado el pionero de los deportes de
contacto, fue quien logró la apertura hacia occidente de las artes marciales
chinas y la divulgación del kung fu en su verdadera dimensión.
Bruce Lee es, fue y será
maestro de los maestros, el luchador por excelencia, el antes y el después de
las artes marciales. No hay confín en la tierra donde no se conozca su nombre y
que el mismo no sea sinónimo de artes marciales y deportes de combate.
Rompía barreras, por eso
era tan grande…
Murió dejando un legado que
perdurara por siempre en el tiempo; pues para algunos de nosotros, la mera
mención de su nombre nos eriza el bello e impone un cierto respeto hacia todo
lo que a su nombre como a su mundo (las artes marciales), concierne.
Me inicié en las artes
marciales a los 5 años de edad y estas me enamoraron desde los 3 años y fue la
imagen de Bruce Lee la que me transmitió ese mensaje. Esa escena de la película
Furia Oriental donde, rodeado de luchadores japoneses, muy seguro de sí mismo,
se sitúa en el centro donde comienza a luchar SIN MIEDO… esa imagen, esa
escena, perdurará en mi memoria hasta mi muerte.
Desde aquel día supe que es
lo que quería hacer y a lo que me quería dedicar, desde aquel día ese hombre se
convirtió en mi ídolo, en mi imagen, a medida que crecía, sus palabras se
convirtieron en mi creo, sus libros en mi biblia y su vida en mi ejemplo.
En ocasiones he aprendido
mucho mas de él, que de todo lo que pueda venir de fuera, pues él era como yo: “…
un dragón que camina solo…”
No me enseñaste nada
directamente, pero lo hiciste con tu vida y por ello te consideraré siempre mi
maestro.
El próximo 20 de julio hacen
44 años que se marchó. Aún la gente se sigue preguntando como murió, yo
prefiero saber cómo vivió.
Descansa en paz, Sifu.
Ese sentimiento es el que estas creando en muchos de los niños y mayores que te siguen, con lo que les dices pero sobre todo con lo que haces. Gracias Sifu
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